lunes, 12 de noviembre de 2007

Una simple despedida


Ella, que no me deja dormir,
que me hace pensar en sus ojos,
su cintura y en sus labios,
me hace recordar y desear
lo que posiblemente sólo tendré en mi cabeza
o en las escenas que no se repetirán.

Abrazarla y sentir el aroma de su cabello,
mientras bajo lentamente de su mejilla a su cuello,
bordeando el contorno de su rostro,
sin pasar por alto ese lóbulo de su oreja que me llama,
que me evoca con susurros suaves
para tenerlo entre mis labios dejando una marca,
dejando en claro que ese cuerpo es mío.


Llego al destino deseado
y como un conde sediento de sangre
ataco su incauto cuello,
empezando con suavidad,
con besos lentos pero intensos
que hace suspirar su cuerpo de los más profundo de su ser.

Mis manos rodean su cuerpo
subiendo cautelosamente por su espalda
quitando obstáculos
que dificulten el tránsito fluido de mis manos.


Sólo hay respiros agitados,
palabras ausentes,
y miradas efusivas
que expresan emociones fugitivas
que se encontraron entre labios resecos
y cuerpos temblorosos.

Mis labios fueron bajando,
de su cuello a sus hombros
mientras sus manos cruzaban toda mi espalda
dejando huellas de pasión.

Sentía su respiración acelerada en mi cuello
mientras mis manos bordeaban
sin pasar por alto ningún sobresalto de su cuerpo,
desde los hombros hasta la cintura
casi llegando a su vientre.

Seguimos así durante un tiempo
hasta que ya no pudimos ignorar
los deseos de la piel
que desnudaron nuestros cuerpos
y al fin pudimos liberar
todos nuestros sueños uno del otro
volcándolos en un sin freno de emociones y sentimientos
expresados por todas las formas de pasión.


>Aramis


martes, 6 de noviembre de 2007

Enamorado de la muerte 27-01-07


Escribiré con sangre tu nombre
en un papel donde plasme todas las emociones
reprimidas por el vacío que dejaste en un corazón
con antecedentes de dolor.

Iré a la orilla del mar
a escuchar al viento hablarme de ti
y seguiré a donde me lleve la soledad.

Te odiaré para no amarte
y he de matarte…
si es esa la única forma de poder poseerte.

Pero ahora me he enamorado de la muerte
quien si es capaz de acogerme entre sus brazos para al fin descansar de todo este sufrimiento



>Arcangel Caído